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Bibliotecas públicas en Ibagué: entre la inclusión social y el olvido estatal.


Los antecedentes de la construcción de la primera biblioteca Pública en América data de 1777, con la construcción de la Real Biblioteca Pública de Santafé de Bogotá, durante la época del virreinato de La Nueva Granada.

Lo que antes era un solo lugar donde se pretendió darle paso a los 'nuevos' conocimientos y a la razón, hoy es la realidad de muchos espacios de encuentro que se construyen a partir de una norma nacional y de la voluntad de diferentes comunidades de los barrios de las ciudades donde se encuentren ubicadas.

Breve Recuento

En 1870, cien años después de la construcción de la biblioteca de Santa Fé, el gobierno liberal planteó el objetivo de alfabetización universal, que junto con el Decreto de Instrucción Pública de la época, se exigía “promover la formación de bibliotecas populares y el establecimiento de sociedades literarias, científicas e industriales”, con el solo objetivo de que en todas las clases sociales se leyera más y se alentara más a trabajar.


Instalaciones biblioteca Soledad Rengifo.

Solo en libros, como la publicación Ibagué en febrero de 1918, Monografías de Rufino Gutiérrez, se describen algunas percepciones de este viajero sobre la ciudad y la biblioteca en la capital del Tolima, que dice:

”Para conmemorar el centenario de la independencia se estableció una biblioteca, que tiene hoy unos 1.070 volúmenes, casi todos de obras viejas en mal estado y de escaso o ningún mérito. Está la tal biblioteca en un local que hasta hace poco fue botillería (…) en la trastienda de la cantina hay una mesa y unos pocos asientos para los escasos lectores que concurren” (Gutiérrez, 2014).

Sin embargo, en 1886 llegó la época en que estuvo bajo el dominio administrativo de la iglesia, pero después, entre 1937 y 1945 existieron las bibliotecas Aldeanas y Rurales lideradas por el liberalismo del expresidente Alfonso López Pumarejo.

A partir su adición a los planes educativos y culturales del país en 1938, durante los años cincuenta aparecen las primeras bibliotecas públicas modernas de Colombia con equipamiento de colecciones y servicios nuevos.

En los 60 el Instituto Nacional de Cultura (Colcultura), fue el encargado de llevar a cabo el Plan de Bibliotecas Públicas, en 1970 se creó la actual Red Nacional de Bibliotecas, el cual permite trabajos de complementariedad en red con otras bibliotecas dentro de los municipios; y finalmente, en los 90 se adhiere al actual Ministerio de Cultura.

El objetivo que en 1870 trazó el gobierno liberal, se planteó nuevamente en el 2002 con los Primeros Encuentros Regionales de Lectura y Escritura. A través de este, se crea el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas (2003): una política pública que reconoce un contexto de desigualdades económicas y sociales, unas exigencias de una cultura digital, los documentos de la memoria histórica, la vida cultural del país y sus diferentes formas de transmisión.

A través de la Red Nacional de bibliotecas públicas, dentro del municipio de Ibagué existen 18 bibliotecas distribuidas en las comunas 2, 4, 5, 7,8, 9, 12 y 13 y, según el Plan de desarrollo Municipal se esperan construir 3 más en el área rural e incluir otras 3 a la Red municipal de bibliotecas públicas (Ibagué, 2016, página 68).


Biblioteca Soledad Rengifo, ubicada en la calle 10 Cra 5

A partir de estas transformaciones institucionales, a la biblioteca pública se le atribuye dos fines fundamentales: “ser un centro de preservación del patrimonio bibliográfico, y ser un centro de consulta de libros y documentos al servicio de estudiantes e investigadores”. La biblioteca, se ha convertido en “escenario para la lectura de todo tipo de textos, incluso audiovisuales; un espacio activo de encuentro de ciudadanos y comunidades ”(Cultura, Política de lectura y bibliotecas, S/F).

De acuerdo con el Plan de lectura “Leer es mi cuento”, se desarrollan tres los programas bandera que se implementan dentro de la biblioteca: Grandes Preguntas, en las que los niños y jóvenes intentan responder algunos de sus interrogantes por medio del material bibliográfico que se encuentra en la biblioteca; Fotografía y Memoria, en el que se articula el público y el bibliotecario a conocer historias a través de los relatos que nacen de las imágenes; y cine foros que se proyectan como alternativa de complementariedad a las actividades culturales.

¿Qué se lee a nivel nacional ?

Por esta misma línea, según la información del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE, estimó que de las 8 mil 817 personas censadas que saben leer y escribir el 90.7% recurren a contenidos de lectura en libros, revistas, periódicos, blogs, foros, páginas web, correos electrónicos y redes sociales en los soportes análogos o digitales.

Sin embargo, la encuesta de Consumo Cultural, se muestra que la población de 12 años y más que afirmó saber leer y escribir, el 47,5% lee un promedio de 4.3 libros al año. Aun cuando el porcentaje de lectores aumenta, la lectura de textos de mayor extensión y comprensión disminuye.

Es evidente que con el paso de los años este fenómeno se ha venido transformado. Hasta hace poco menos de dos décadas, Según el Dane, en el año 2000 se estimó que más de 3 millones 215mil personas recurrían a los libros, mientras que poco más de 40mil (0.3%) leía solo en internet(DANE, 2000).


Boletínn técnico encuesta de consumo cultural ICCC

Luz Mery Nieto, licenciada en lengua castellana y actual funcionaria de la biblioteca pública central Soledad Rengifo, afirmó que a partir de la noción de bajos niveles de lectura y “la apatía por las bibliotecas”, se empieza a desarrollar los programas de extensión bibliotecaria, donde la labor del bibliotecario es la realizar visitas a diferentes instituciones públicas para realizar talleres de lectura en voz alta.

“Los jóvenes principalmente son apáticos a la lectura. Nosotros estamos yendo a los colegios para crear hábitos lectores, vamos desde los jardines hasta los hogares geriátricos”, comenta Luz Mery.

Resulta contradictorio y a la vez revelador, que mientras los mayores porcentajes de lectura los presentan las personas de 12 a 25 años (62,4%), los niveles de escolarización presentados también por el DANE muestren que a partir de 6to de bachillerato la deserción aumenta casi que a un 50%.

Así, sin asegurar que toda persona 'escolarizada', o que pueda ir a la escuela tiene mayores garantías de saber leer en diferentes niveles, (desde lo analítico a lo crítico), se muestra que entre las motivaciones a realizar este ejercicio, las personas lo hacen más por gusto (75,7%) que por exigencia del estudio (37,3%) o desarrollo personal (33,5%).

Una contradicción gubernamental, pues desde 1870 el gobierno liberal planteó en sus objetivos la alfabetización universal: leer y escribir es condición de ciudadanía, esta política involucró en su momento la construcción de escuelas y el fomento de bibliotecas populares (Política de lectura y bibliotecas, S/F, pág.7).


Lectura en las escuelas.

Según el diagnóstico de la Política de Lectura y bibliotecas “la relación con el sector educativo es débil”(Política de lectura y bibliotecas, s/f, página 10) y dentro de las funciones que proyecta este ideal de biblioteca pública se establece, que de cara a la comunidad:

La biblioteca pública (que) puede jugar un papel importante en el acceso de los individuos y las comunidades a las fuentes universales de información y conocimiento, puede ser también un espacio propicio para la reunión y preservación de la información, creación y conocimiento que produce una comunidad y para el intercambio y el reconocimiento. (política de lectura y bibliotecas, s/f, página 6).

Papel de la biblioteca pública.

La política de Lectura y Bibliotecas establece que ante todo, las bibliotecas pueden y deben cumplir una articulación con el sistema escolar para desarrollar lectores críticos y autónomos; así como la integración de comunidades para garantizar la equidad, promover la diversidad; y gestionar la bibliodiversidad (o diversidad temática de los libros) y la ampliación de los canales de circulación del libro a partir del uso de las nuevas tecnologías TICS (Cultura, Política de lectura y bibliotecas, S/F, página 7).

Cristian Guzmán, actual funcionario de la biblioteca Guambitos del barrio Granada de la comuna 13 comenta que el papel social de la biblioteca pública es determinante, ya que estos son espacios abiertos a todos los públicos y se acompaña de una política pública que exige su descentralización y les permite llegar a varias comunas de la ciudad.

“La importancia en las bibliotecas es muchísima. El diseño de estas bibliotecas es particular, por ejemplo un niño que vive en la Ciudadela y en la casa no tiene ni libros o internet, es fundamental que él tenga una biblioteca cerca de su barrio y su colegio. Para hacer sus tareas consultas y actividades lúdicas”.


Diego Alejandro Ospina, tecnólogo en gestión de red de datos del SENA y bibliotecario de la biblioteca pública Germán Uribe de la comuna 8, comentó que se realiza en conjunto con la Secretaría de Bienestar Social, el trabajo de refuerzo académico y consulta de tareas diariamente:

“La diferencia con todas las bibliotecas de Ibagué es que aquí se realiza trabajo con las personas de la tercera edad a través de talleres de lecto-escritura y refuerzo de matemáticas” y agrega que “en este mes de noviembre a través de un contacto con la fundación Telefónica se ceden las clases y el tiempo para implementar las TICS con los abuelitos en un curso certificado”.

Catalina Campos, vive desde hace 14 años en el corregimiento de Juntas y es la actual funcionaria de la biblioteca Combayma. Ella comenta que el papel de la biblioteca pública es fundamental: “Los chicos estaban pidiendo biblioteca desde enero o febrero que empezaban sus estudios (...) pero hace 4 meses se abrió (...) . Allí se atienden a 30 o 40 niños todos los días para realizar trabajos de consulta y talleres”.

Dentro de las actividades que realizaron comenta que “con los niños jóvenes adultos y adultos mayores, decidimos comenzar a hacer un trabajo de 35 fotografías - procurando que yo siga en la biblioteca- (…) los chicos quedaron antojados de hacer un nuevo trabajo de fotografía para rescatar la memoria”.


Luz Mery Nieto, por su parte, expone en las paredes de la Biblioteca Soledad Rengifo su trabajo fotográfico de las tradiciones de inicios del siglo XX de los habitantes del Cañón del Combeima, un trabajo de 3 meses por los álbumes de las familias del corregimiento el cual fue premiado por el Ministerio de Cultura.

Mauricio Romero, es editor de la Corporación de Medio Alternativos y Comunicaciones IMA e integrante activo en la creación de proyectos en el Tolima de cine y memoria y habitante de la comuna 7 escribe que su participación se hace desde el lugar donde vive. “Cuando realizó actividades sea de capacitación o por ejemplo de realización de cine, realizo las actividades en la biblioteca del Salado”. A través de “la figura de fortalecimiento (se permite que) sea la comunidad y las entidades quienes ayuden al bibliotecario a fortalecer la programación y oferta cultural y formativa de las bibliotecas, pero esa apropiación depende de la comunidad. Por eso, el Salado y el Jordán son casos aparte, porque es la comunidad quien en realidad se apropió de la biblioteca y está pendiente de ella y creando convenios y alianzas”.

Tanto Cristian, Luz Mary y Diego, coinciden en la figura de la biblioteca como un centro de integración comunitaria. Nelson Lombana Silva, bibliotecario de corregimiento de Juntas expresa que el ideal de la biblioteca debe ser en “articulación de doble vía, armoniosa, dinámica, crítica, analítica e incluso auto critica para que realmente ese conocimiento que está en la biblioteca quede en la comunidad y sirva para transformar el entorno que es finalmente el objetivo”.

El trabajo en Red de las bibliotecas, no solo comprende las formas de organización y administración de la Red Nacional de bibliotecas públicas, también es un centro de consulta de conocimientos e integración comunitaria.

¿Por qué se cierran las bibliotecas públicas en ibagué?

Según la ley 1379 de 2010 o Ley de bibliotecas, establece que “la infraestructura, las dotaciones y los servicios a cargo de las bibliotecas de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas son de utilidad pública e interés social”.

La perspectiva de servicio público establece que debe regularse las jornadas de trabajo, los servicios básicos y la infraestructura; y por otro que los recursos son considerados de inversión social, en el que su finalidad es garantizar el bienestar general, por lo tanto estas deben tener asignaciones constantes de presupuesto público y debe ser prioritario (Artículo 366).

Margarita Moreno, bibliotecaria de La Floresta afirma que “Yo no trabajo en bibliotecas públicas, pero me da mucho pesar. Cuando los procesos de contratación no son rápidos las bibliotecas se cierran. En el casco urbano de Ibagué hay muchas y tienen que esperar 6 meses por el cambio de alcaldía y por procesos burocráticos (...)”

Agrega que “Hay personas que llevan mucho tiempo conociendo a su comunidad y la biblioteca, pero si llego el político que no era, a los nuevos les toca que el polvo, el tiempo, una agenda un cronograma anual o mensual, reuniones y contrataciones un proceso de hacer vueltas pero no de abrirla”.

A la pregunta por qué se cierran las bibliotecas públicas en Ibagué, se estima que son varios los factores que fallan para el cumplimiento de esta ley. El bibliotecario Lombana Silva, por ejemplo, criticó las demoras en los procesos de contratación que por un lado no le ofrece estabilidad laboral y por el otro, no permite llevar a cabo procesos más vinculantes con las comunidades.


La experiencia de Cristian Guzmán con la biblioteca de Villa Restrepo, que según Catalina su actual bibliotecaria estuvo cerrada, no solo reconoce la demora en los procesos de contratación sino el descuido estatal de las bibliotecas públicas. “Cuando entramos estaba inundada, saqué una tarántula del tamaño de mi mano, las paredes vueltas nada (…) entonces cómo comenzar a decirle a la comunidad que viniera (...)”.

Caso similar ocurrió en la biblioteca Soledad Rengifo, en la que por falta de mantenimiento de las canales de agua “se inundó la biblioteca” según comentó su actual bibliotecaria, se llevaron alrededor de 2mil 400 libros.

La ley de bibliotecas, las formas de garantizar su cumplimiento se establece a través del incremento del 4% de IVA a la telefonía móvil celular el cual “debe distribuirse en un 75% para el deporte y el 25% restante debe girarse por el Ministerio de Cultura al Distrito Capital y a los departamentos para que éstos destinen un monto para proyectos.

Se destinó también una inversión social del 10% del recaudo de la estampilla Pro cultura “a la dotación, infraestructura, mejoramiento o creación de bibliotecas públicas”. Las formas de financiación según esta ley, permitió que con el fin de que las personas jurídicas que donaran en efectivo a las bibliotecas se les pueden “deducir en el proceso de depuración de su impuesto de renta, el 100% del valor que así donen”, establecido en el Artículo 125 del Estatuto Tributario.

Sin embargo, según Cristian la biblioteca fue adecuada nuevamente: ”se llamó al inspector de Villa Restrepo y le dije que queríamos hacer un grafiti, ponerla bonita, quitar la humedad; llamamos a la vecina, hicimos una colecta unos trajeron los aerosoles, una compañera me regaló otras pinturas y de la secretaría también llamaron a funcionarios de la alcaldía; hicimos y una jornada y en un mes pusimos a la biblioteca bonita y los bibliotecarios también ayudaron en unas jornadas”, comenta.

Otras de las desventajas son las demoras en los trámites para el gasto de elementos de caja menor: “mientras yo hago una carta y las paso a la administración para que me dé un potecito de pintura (...) se puede demorar uno o dos meses, u tramite por todo el aparato funcional de la alcaldía, Muchas veces para no dar tantas vueltas, uno lo hace en la medida de lo posible”.

El Departamento Nacional de Planeación es en este caso el encargado de “establecer una metodología que reciba como insumo la evaluación que debe llevar a cabo el Ministerio de Cultura sobre las bibliotecas de la Red, para tomarla como parte de los indicadores de gestión delas entidades territoriales”.

Sin embargo, aunque no se estimen evaluaciones recientes para su mejoramiento, y aunque es claro que no se compara a la descripción de Rufino Gutiérrez hizo en el libro Ibagué en 1918, las bibliotecas públicas en Ibagué son espacios con una función comunitaria, educativa y cultural, pero por cuestiones mencionadas anteriormente, no ha contado con mayores las garantías estatales de inversión para su óptimo funcionamiento.

“Considero que hay que consolidar este trabajo (...) quiere decir que ya se han dado pasos importantes, pero que no se pueden hacer contratos de 3 meses y cerrar otros tres meses(…) hay que brindar garantías no solo al bibliotecario sino al espacio”, mencionó Cristian.


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