Ser conductor de bus, es para súper humanos.
Es difícil ponerse en la situación del otro y más en esta sociedad que se ha formado con base en el individualismo y la propiedad privada. Es por eso, que cada que subimos a una ruta de transporte público, como una buseta, no se saluda, estamos siempre dando quejas del ser humano que nos transporta; alegamos que conduce muy rápido, o muy lento etc. A veces, los reclamos tienen justificaciones, pero en ocasiones estamos desquitándonos de algún modo del odio existencial al que nos ha llevado nuestro estilo de vida en este sistema, cultural, social y político.
Suena triste ¿verdad?. Pero lastimosamente es tan real, como la situación laboral e inhumana que vive un transportador de buseta, al que a veces se ignora, alguien que está luchando por sobrevivir. Y, sin querer re-victimizar, es claro que debemos reconocer la indiferencia ibaguereña.
Quiero recordar los últimos hechos que me llevan a pensar la situación de estas personas. El 30 de Agosto, Juan Carlos Rojas, conductor de la empresa Cotrautol, asignado a la ruta 6, murió de un infarto mientras conducía. Y el 4 de octubre de este año, Luis Enrique, transportados asignado a la ruta dos, de la empresa expreso Ibagué, tuvo un cuadro de infarto, afortunadamente fue atendido a tiempo. De estos hechos me surge una pregunta, ¿esto es un riesgo no solo para el conductor sino para nosotros como usuarios?

Los conductores de servicio público, de bus en Ibagué, trabajan de 15 a 18 horas diarias, toda la semana con un día de descanso. Día, que muchos a veces utilizan para hacerle mantenimiento al vehículo, es decir no tienen tiempo de ocio. Ojo, pero el tiempo de ocio entendido como un espacio no solo de descanso sino direccionado a otra actividad distinta a su labor diaria como por ejemplo, el deporte. Y si es así, ¿quién no se enferma con ese horario laboral?.
Esto declaró Roosevelt Eduardo Cuellar, Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte (SNTT) subdirectiva Tolima, frente a la situación laboral de los conductores en Ibagué en una entrevista a pacocol.org.
“Según la resolución del Ministerio, la 1801, dice que este es un trabajo de alto riesgo y no debemos laborar más de diez horas diarias porque nos volvemos una amenaza pública, la empresa obliga al trabajador a laborar entre 15 y 17 horas diarias, porque tras de que tiene que hacer el recorrido de las rutas, tiene que llegar a tanquear en la bomba de la empresa y entregar cuentas y al otro día tiene que levantarse a las cuatro o cinco de la mañana otra vez a laborar y volver a trasnochar”.
Y es en este punto donde uno se pregunta, Juan Carlos Rojas ¿tuvo un infarto por estrés y agotamiento laboral?. Es bastante claro, para muchos que estas extensas jornadas no sólo, no son sanas, sino que son la evidencia misma de una explotación laboral.

En otra entrevista, esta vez para Ecos del Combeima, el mismo Roosvelt expresa:
“Los empresarios nunca nos han tenido en cuenta a los trabajadores que somos la fuente de producción, sólo buscan beneficios personales, pero al trabajador lo siguen tratando como lo peor, hay muchos que en este momento están enfermos, pero no le notifican a la empresa por miedo a ser despedidos (...)”.
Las personas que trabajan como conductores un tiempo determinado, suelen por lo general sufrir de problemas cardíacos, de tensión alta, colesterol, obesidad. Situación causada por el sedentarismo, esto solo mencionando lo que ocurre normalmente en el cuerpo de un conductor que se alimenta a deshoras o muchas veces no come. Y ahora si lo piensan, esta situación aumenta con tantas horas de labor, que en muchos casos no son remuneradas.
Si bien en Ibagué el sistema de transporte público, está coordinado por el Sistema Integrado de Transporte de Ibagué (SITSA) cada empresa como Cotrautol, Cambulos, Expreso Ibagué y demás, están vinculadas a éste, pero ellas no hacen una contratación directa con el conductor propiamente, mucho menos el SITSA, en muchos casos, se hace directamente con el dueño de la buseta, o por cooperativas.
Hasta el momento aún no se ha implementado la propuesta de Servicio Estratégico de Transporte Público (SETP), se espera que cuando arranque, coordine hasta el tipo de contracciones, les de mejores condiciones laborales a los trabajadores y en general, mejorar la calidad de vida, tanto para ellos como conductores y usuarios. Ya está el primer acuerdo aprobado por consejo municipal en febrero de este año para iniciarse el siguiente año 2019.
Esta propuesta tiene muchos contradictores y lo más chistoso es que, muchos son los mismos conductores que de algún modo están siendo vulnerados, pero ellos prefieren seguir teniendo mayor entrada de dinero, que por supuesto no es fija, si no está sujeta al azar. Aunque no está comprobado que les están dando 100 o 50 pesos por pasajero, ellos reciben su salario mínimo, con todas las prestaciones legales.

Es preocupante la situación que viven los conductores, claro, tienen sindicato, pero algunos no se afilian por el miedo a ser despedidos, otros no denuncian la situación por la misma razón, y la mayoría prefieren dar testimonio anónimo. Es cuestionable, la sobre-explotación horaria de ellos, y muchos pareciera que prefieren morir antes que decir estar enfermos y requieren otros horarios laborales.
Pero se debe pensar más allá del bolsillo, y pensar en la salud, en una estabilidad laboral y sus garantías como trabajadores que prestan su tiempo y fuerza laboral, que debe ser remunerada. Pero también en que están prestando un servicio de algún modo. Somos todos una comunidad y como lo declaró Cuellar, es un trabajo de alto riesgo, no solo para la salud del mismo sino para la comunidad en general. Un micro sueño producido por la falta de descanso puede llevar a un accidente.
No seamos ingratos, e indiferentes, escuchemos lo que la realidad nos está gritando, ¡existe hoy aún la esclavitud!. pareciera que en Ibagué, ser conductor es para súper humanos...o seres que no se enferman!
¿Cuándo ser conductor en estas condiciones laborales será apto para humanos?.