Cómo es ser una bici-usuaria en Ibagué
Por: Valeria Agudelo

Eran las 8:00 pm, la noche era serena y tranquila, con el pecho agitado y concentrada en mi camino, iba montando mi bicicleta como lo había hecho durante los últimos dos años todos los días, para ir a la Universidad del Tolima, unas veces llevando pantalón, otras veces llevando vestido y por debajo short. Esa noche del 23 de octubre del 2018 la confianza y seguridad que sentía al transitar por las calles de Ibagué se acabó. Iba por la 23 con quinta, y un hombre me alzó el vestido y me tocó la cola, además quiso tumbarme de la bicicleta, tuve rabia y asco, lance un par de improperios, porque aunque fui criada en un entorno donde las mujeres “no dicen groserías”, “si le dicen algo en la calle, no les diga nada” la vida me enseñó a valer mis derechos como mujer y no quedarme callada.
Este hombre, que iba en una moto salió a toda marcha y me quede tirada en el piso sin poder ver la placa, no tuve más opción que recoger mi bicicleta y seguir mi camino, esta vez con miedo y rabia. Nadie me ayudó, ni me socorrió, por qué hasta la fecha ningún policía se encuentra en ese sector y menos a esas horas de la noche. Y así como yo, muchas jóvenes usamos la bicicleta para ir a estudiar y regresar a casa.
Esa misma noche me ocurrió los mismo por segunda vez, llovía copiosamente y sólo quería llegar a la casa, justo en el puente de la 19 con quinta, este mismo sujeto salió de la nada detrás de mí y me agarró el buzo, intento hacerme caer, y en cuestión de microsegundos logre ver su rostro, un “hombre” de unos 30 a 35 años, gordo, con poco cabello y hacía gesticulaciones de forma burlona y grotesca con su lengua. Una vez más este mismo personaje me agredió sexualmente, en la misma noche.
Grité, y me caí, me quedé en shock, me temblaban las piernas y mi corazón palpitaba de una forma exagerada, tenía pánico. Estaba horrorizada de saber que el mismo tipo me había perseguido para hacer tal cosa, la primera vez pensé que, así como en muchas ocasiones a nosotras como mujeres nos agreden, inmediatamente se van, pero este no fue mi caso, era un depredador y yo era su presa. Me sentí indefensa y vulnerada, llena de rabia por sentirme así, pero con miedo de saber que tal vez no estaba segura como yo pensaba, el sujeto salió nuevamente pitado en su moto y yo a la deriva del puente, raspada y mojada por la lluvia, quedé tirada en medio de la carretera.
La señora de los tintos y el chico de las empanadas que están al costado del puente me gritaban a lo lejos - ¡¿qué me había pasado?!- llegué a la acera y les conté con horror lo que esa noche había sucedido, me ayudaron y en sus ojos se veía la impotencia de no haber podido haber hecho algo. La señora muy amable me dio una aromática y esperé. Tenía miedo, no quería que me pasara algo peor si seguía nuevamente en bici.
Vivir sola significa muchas veces no tener a alguien que te ayudé en ese momento, así que esperé casi una hora y con más miedo, más pánico tuve que seguir mi camino en bicicleta, al llegar a mi casa, lloré. Lloré de miedo, de pánico, de angustia, pero luego sequé mis lágrimas y pensé que tengo un poder, tengo una voz y decidí hacer un video, con la misma cara que tenía, con el cabello mojado y el asco que este ser me produjo.
Pero, así como yo, muchas mujeres bici usuarias se ven agredidas día a día, la seguridad para nosotras es un problema actualmente en Ibagué y en el resto del país, sin embargo después de esto, dejé de usar mi bici en la noche, tal vez más que por miedo, por saber que la policía me dijo “¿por qué salía a esa hora?” a las 8:00pm, ¿por qué llevaba vestido? ¿cómo debo vestirme entonces? o ¿por qué salía sola?, entonces ¿debo siempre estar al lado de un hombre por mi seguridad? Por eso decidí informarme más sobre esto y así conocí más casos, no era la única.
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Movimiento de mujeres ciclistas
Laura también es una bici usuaria y es mi compañera de clase, así como yo, ella también se sintió violentada esta vez en una ruta segura que la alcaldía había implementado por el gran auge del ciclismo MTB que se está produciendo en la ciudad. A continuación, su historia.
Después de escuchar a Laura, me interesé en indagar más al respecto y en medio del camino me encontré a un gran movimiento de mujeres ciclistas en la ciudad de Ibagué, mujeres que, así como nosotras aman la bici.
La primera de ellas fue Laura Núñez, o como muchos la llaman “Ana” una joven tolimense emprendedora y creadora de Anacleta, una marca de implementos y accesorios para ciclistas urbanos y con su frase “hasta para ir a una cita me voy en cicla, entaconada y dando pedal no dejo mi cicla” supe que Laura es una enamorada por el ciclismo, además es parte de la Fundación Entándem, organización que trabaja con la comunidad de ciclistas urbanos de la ciudad de Ibagué.
Laura, me contó sobre Sofia Castaño una de sus compañeras de fundación y creadora del grupo “pataconcitas” grupo dedicado a chicas que están comenzando el tema de la bici, para conectarse, no sentirse solas al querer salir a montar y sobre todo incentivar a la movilidad urbana en bicicleta para las mujeres.
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“Un grupo creado por mujeres para mujeres”
En la Fundación Entándem que ha sido en gran parte la que ha fomentado una participación con la ciudadanía en torno a la movilidad sostenible, su Co-fundadora Kelly Camacho me contó sobre sus objetivos y lo que se desea implementar en un futuro para la seguridad de los bici usuarios en Ibagué.
La Fundación Entándem no es la única que apuesta por la movilidad sostenible con las mujeres, Jenny Peña creadora del colectivo Mujeres en bici trabaja en pro del respeto y la aceptación de la mujer como bici usuarias, ella me cuenta que no fue fácil entrar como líder a un movimiento donde su mayoría es liderado por hombres, pero con empeño y con su cicla “panadera”, pudo crear un gran grupo de chicas que se dividen entre el ciclismo urbano y el ciclismo de MTB.
En estos procesos de participación y aunque es aún muy poca la gestión como lo afirman las chicas, la policía metropolitana es la encargada de brindar la seguridad en lo concerniente a las rutas seguras para bici usuarios en la ciudad, decidí preguntarle al patrullero encargado ¿por qué la seguridad para bici usuarias y bici usuarios en lo urbano es tan escasa? ¿Qué gestión está realizando la policía para aumentar la seguridad en este tema? Sin embargo, a la hora de comunicarme con él, nunca dio respuesta a mis inquietudes en torno a esta problemática.
Indagando más a fondo y después de un largo proceso de whatsapps, llamadas, contactos del amigo de amigo y hasta en las redes sociales, pude llegar con Freddy Gonzales, la persona encargada en movilidad sostenible de la antigua administración, el cual me informó que hasta la fecha no tiene conocimiento de que exista una nueva persona encargada para dicho cargo en el nuevo gobierno de la ciudad, decidí contactarme con los diferentes colectivos pero todos me dieron la misma respuesta llegando así al final del camino, ya que sin una persona encargada en la actualidad de un tema tan importante y de agenda para la ciudad, me deja pensando, qué tan interesada está la institución de la ciudad en gestionar los procesos de movilidad sostenible de forma urbana.
Aunque el proceso de una movilidad incluyente aún es difícil, Laura, Jenny y Kelly nos dejan algunas recomendaciones y me hicieron tres invitaciones, la primera fue la más importante y es dejar el miedo, aunque viví esta experiencia, no debe ser impedimento para seguir amando lo que hacía, montar en bici. Debemos luchar contra esta sociedad en la que la inequidad de género es una realidad, pero las acciones aún son escasas, la segunda son algunos tips que tanto a mi como a muchas que son bici usuarias o quieren comenzar a serlo pueden utilizar a la hora de salir a las calles de Ibagué en bicicleta.
Y tercero una invitación no solo para mí, si no para todas las lectoras de Pa’ la gente, al evento de este 8 de marzo mujeres al pedal 8M donde se está convocando a todas las mujeres que les guste montar en bici a participar de las actividades como rodada urbana, clase de yoga gratis, desayuno y encuentro con la Juntanza de Mujeres.
“Nuestro día no se celebra con rosas y chocolates, se celebra defendiendo nuestros derechos y denunciando cada abuso y maltrato”

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