De Ibagué a La Arabia, ciclo montañismo para novatos y élites
El 5 de septiembre de 2021 se reactivaron las rutas seguras para los bici usuarios por parte de la Policía Metropolitana de Ibagué. Dentro de las 93 rutas anunciadas por el entonces secretario de Gobierno Local Carlos Portela se encuentra Ambalá - La Arabia, dicho anuncio reactivó una ruta en la que puede superar los 2.000 metros sobre el nivel del mar y donde además pueden disfrutar de tres miradores donde se puede observar toda la ciudad o practicar algunos de los deportes extremos que se encuentran en el recorrido.
Los diferentes recorridos de ciclismo tienen múltiples lugares de inicio, algunos deciden partir desde el centro de la ciudad, otros desde el sector del Salado y también desde la vía al Aeropuerto Perales, pero todos coinciden en que el inicio de la ruta para subir al cerro es la panadería La Holandesa. Este lugar en la ciudad sirve de referencia para propios y extraños.
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Cuando se inicia el recorrido cada ciclista lleva en su rostro señas de concentración, la respiración es controlada y la mirada alta. El primer mirador, cerca de 5 kilómetros de ascenso ya la respiración es más agitada, la frente gotea sudor y las piernas administran la fuerza en cada pedalazo. Al llegar a la Arabia la respiración es corta, quienes no logran controlarla pueden incluso marearse, las llantas de la bicicleta llegan llenas de arena o barro, a este punto del recorrido no hay una parte del cuerpo seca, pues se ha sudado todo. Las botellas de agua o sales hidratantes están vacías y las manos entumecidas por la fuerza que se ha hecho.
Todos los que llegan al lugar tienen en común una cosa, El amor por este deporte y el gozo que obtienen al recorrer los kilómetros de montaña pura hasta no ver más que nubes o un pesebre. De acuerdo con Wikiloc, portal donde ciclistas amateur y de elite registran los recorridos ofreciendo datos de análisis, la ruta desde la panadería La Holandesa hasta el mirador de La Arabia y regreso tiene una distancia aproximada de 30 km con un desnivel positivo de 2.353 m, alcanzando un altitud máxima de 2.356 metros sobre el nivel del mar. En días nublados, en los tres miradores que tiene el recorrido solo se divisan esponjosas nubes blancas, en días soleados o despejados la vista de la ciudad es majestuosa. Se logra ver desde el sur de la ciudad, pasando por la zona céntrica y el estadio Manuel Murillo Toro hasta la zona norte y el barrio El Salado.
Los habitantes del sector son conscientes del potencial que tiene el lugar, es así que en el camino se pueden observar pequeños y grandes puestos de venta de productos naturales y bebidas dirigidos principalmente para los ciclistas y caminantes del sector.
Fernando Trujillo, quien vive en el sector desde hace ocho años, comenta que “Cada día se puede contar cientos de ciclistas que pasan por aquí, hace unos años cuando uno que otro ciclista subía la inseguridad era alta, pero hoy se practica el deporte de manera tranquila” otros habitantes del sector, que han vivido allí por cerca de 50 años expresan que la ruta ha sido frecuentada por ciclistas desde hace décadas, solo que ahora es más recorrida por personas.
El recorrido empieza su nivel de dificultad una vez se pasa por el conjunto residencial Alminar Samoa, pues desde este sector la carretera ya no está pavimentada y en algunos sectores se puede decir que es una trocha. Pero esto solo aumenta el desafío para los ciclistas.
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El Mirador de La Arabia está por encima de los 2.300 metros del nivel del mar, es frío y en los días nublados las nubes arropan toda la ciudad. El sector es amplio con un césped verde que sirve de cama para quienes no tienen problema en acostarse en el suelo. En días soleados la ciudad reconforta con su magnifica vista a cada ciclista la hazaña de llegar allí. En el lugar, se ven osados parapentes que se lanzan al vacío para volar por 15 o 20 minutos sobre la ciudad. La Arabia o Parapente así es conocido el mirador, espacio de descanso para continuar o para regresar.
La ruta es recorrida tanto como por hombres como por mujeres, es realizada de manera individual como de manera grupal. Francenet Rodiguez, comenta que la ruta la lleva a cabo porque “es muy bonita y exigente”, pero que se debe hacer contando con disponibilidad de tiempo. No se debe temer si se es novato, la ruta puede ser diseñada de manera escalonada pues hay varios puntos de referencia donde es posible descansar y/o regresar hacia la ciudad. Estas ubicaciones se definen también para proveer una señal de progreso, pues algunos ciclistas comentan que poco a poco se van poniendo retos para llegar un punto más lejos. De hecho, se comenta que desde este sector se puede llegar al corregimiento de San Bernardo, ubicado por el sector del Salado pero dicho recorrido puede tomar hasta un día en hacerse.

Los domingos el lugar parece la avenida quinta en las fiestas de San Pedro, la cantidad de personas que suben es contada por cientos. Niños y adultos buscan un escape de la ciudad para practicar el deporte en el cerro. Las rutas buenas son antes de las 6.00am tanto entre semana como los fines de semana, es por ello que los habitantes del sector observan a ciclistas iniciar su recorrido desde antes del alba o al final de la noche, otra hora concurrida para los ciclistas en el sector
De bajada, las tres o cuatro horas que tardaron subiendo se convierten en minutos. Mientras las piernas se esforzaban en cada pedaleo para subir, al descender descansan a medida que la bicicleta alcanza velocidades cercanas a los 50 km/h. Tal vez esta sea la causa del porqué suben hasta La Arabia, para disfrutar de los 40 o 50 minutos que tardan bajando por la ruta, experimentando grandes velocidades con un mínimo riesgo de accidentes con automóviles, pero sintiendo la adrenalina a tope por esquivar cada hueco y de ver el risco a un lado de la carretera.
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Cuando regresan a la ciudad ya no gotea la frente porque se ha secado por el viento. El arribo en la panadería La Holandesa los rostros solo tienen sonrisas, señas de satisfacción por haberlo logrado. Unos se felicitan a sí mismos y otros dan palmadas en la espalda a los compañeros con los que asumieron el reto. Al final un gracias determina el final de la ruta.

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