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Djeliba Baba: Oralidad, historia y tradición

Por: Daniela González


Entre cantos hasta ahora desconocidos para el público presente, el sonido agudo de un singular instrumento y cuentos cortos, Djeliba Baba comparte una tradición que ha perdurado durante siglos, nueve, exactamente. Sus dedos se deslizan con facilidad entre las cuerdas de ese instrumento que no se sabe con certeza si es una guitarra o un arpa. Se detiene y con voz fuerte dice: “la Kora es un instrumento de África del Oeste y hace parte de un oficio llamado Jaliyaa”, sonríe, siempre lo hace.


Este oficio lo ha acompañado durante más de 25 años. Desde que su bisabuelo le enseñó las canciones, los poemas y las historias que seguramente él había heredado de su padre, hasta hoy, viaja por el mundo como una especie de emisario de su cultura y sus tradiciones. Ha recorrido diferentes países de Europa, África, Estados Unidos, Centroamérica, Suramérica, y finalmente su camino llegó hasta la Capital Musical de Colombia. A esta pequeña ciudad donde la tradición oral también ha cumplido un papel muy importante, dando cuenta de un pasado indígena, español, mestizo, y de los mitos, leyendas y tradiciones que desde entonces existen.


En la cultura africana este antiguo arte del Jaliyaa es practicado por los Griots, quienes además de ser maestros de alabanzas, genealogías, canciones, poemas, cuentos, proverbios y epopeyas, utilizan el poder de la palabra y de la música para influir de manera positiva en el espíritu de las personas. Baba parece ser un experto para esto. Logró cautivar al musicólogo Humberto Galindo. “Cuando Djeliba cuenta nos conecta con historias que pertenecen a todos. Es bueno que el músico sepa que no sólo del virtuosismo se hace un artista, sino también de relatos que conectan al oyente y completan su mensaje artístico”, afirma el maestro.


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No hay duda de que Baba le hace honor a su nombre, o más bien, al título que le otorgaron en Malí, su país de origen, por ser un maestro de la oralidad. “Djeli es un Griot, una persona que es un maestro de palabras y música; Ba significa grande. Así que Djeliba es una gran persona de la oralidad”, dice de manera pausada, como si tuviera que buscar cuál es la palabra correcta. Habla cuatro idiomas: inglés, francés, español y Bambara, el idioma de sus ancestros.


La Kora: Una extensión de sí mismo


La palabra podría considerarse su instrumento más poderoso, aún más si tiene la capacidad de hacerla llegar a distintos lugares del mundo. Sin embargo, la Kora, ese instrumento que lo acompaña a todas partes, es percibida como una extensión de su cuerpo, transmisora de un lenguaje que conecta y enseña. Baba suelta una a una las palabras con precaución, sabiendo la importancia de las mismas, y explica cómo en su cultura ancestral todo se hacía de manera oral, por lo que al final la música y la palabra forman un todo que transporta a la gente espiritualmente.

Por: Paula González

Aunque la Kora es uno de los cordófonos más complejos de África, Baba lo presenta de una manera muy sencilla, es un arpa africana hecha de una calabaza grande, piel de vaca, madera y cuerdas que se utilizan para pescar, eso es todo”. Tiene 21 cuerdas, de las cuales 11 se tocan con la mano izquierda y 10 con la derecha. Su dedo pulgar e índice de ambas manos se mueven al ritmo con tal agilidad que da la sensación de que escasamente rozan las cuerdas. El sonido que emite es una combinación entre un arpa en los bajos y una guitarra flamenca en los agudos.


Se dice que cada uno de estos elementos que compone a la Kora tiene un significado porque vienen de la tierra, entonces a esta se le asocia con la mujer. El maestro de Djeliba antes de morir le manifestó: “la Kora es una mujer porque las calabazas son de la tierra, la madera es de la tierra y la piel de la vaca también, así que todas sus partes ofrecen vida. Las únicas personas que ofrecen vida son las mujeres”. Terminó la oración y enseguida acomodó el instrumento en medio de sus piernas, agarró las manijas, sus dedos nuevamente acariciaron las cuerdas, y cantó: Ye, Jaliyaa, Allah le ye ka Jaliyaa da” (Jaliyaa, ¡es Dios quien nos ha dado el Jaliyaa!). Esto, con el fin de hacer un homenaje a sus ancestros, de recordarlos e invitarlos a estar allí.


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Encuentro con la música Andina


La visita de Djeliba Baba a la ciudad posibilitó un intercambio cultural y un diálogo entre la música africana del Oeste y la música Andina. En una velada que tuvo lugar en la Casa Museal Mundo Sonoro, los asistentes escucharon la Kora interpretada por Djeliba, el violonchelo de Laura Ospina, el dueto Nueva Colombia y el Trío Andino Generaciones que recoge la música tradicional tolimense. Así, fueron partícipes de una gran variedad de tradiciones, culturas e historias que aún hoy son vigentes, y de alguna manera, hicieron parte de una tradición milenaria de un país que está a más de 7 mil kilómetros de distancia. Una tradición que permite entrever que sus historias también hacen parte de las nuestras y la importancia de la preservación de algunas costumbres.


Asimismo, Baba conoció una región con la que su cultura ha estado conectada desde hace 200 años. El maestro Humberto Galindo trae a colación que desde la época de la esclavitud y la formación de la tradición musical, oral y popular en la región, los africanos dejaron su huella. “En algunas acuarelas de la historia del Conde de Gabriac, que habla de los principios de la música en Ibagué, es evidente la presencia de pobladores africanos en estas tierras interpretando su música. Es posible que las maracas sonajeras, como los chuchos o alfandoques, o los tambores largos que se tocan allí, en algún momento dado estuvieran presentes acá”.

De manera que la música tolimense tiene fuertes influencias africanas, que como repite Djeliba una y otra vez, todos somos hermanos.

Por: Paula González

Aquel hombre de piel morena, ojos marrones, nariz ancha y boca gruesa, que no puede ni le interesa negar sus raíces, dice con un tono suave que “no hay música solamente de Colombia o de África, la hay de todas las partes del mundo. Solamente hay música porque trasciende en el alma de todas las personas. Las raíces de la música colombiana están mezcladas con indígenas, europeas, africanas, por eso es universal.” Además, todas comparten un elemento en común: los instrumentos musicales, que juegan un rol importante en la difusión de un lenguaje que conecta a las comunidades, a las culturas y sus tradiciones.


El reto es continuar con la creación de múltiples diálogos e intercambios entre culturas que muestren lo mejor de las tradiciones, y así, promover el interés de los jóvenes por salvaguardar su patrimonio y su cultura. “A lo largo de mi vida he aprendido algo de la gente del mundo, debajo de la piel todos somos los mismos. Por eso yo comparto mis cuentos y mi tradición a lo largo del mundo, porque somos una sola familia. Voy a compartir todo, asimismo, la responsabilidad que usted tiene es compartir también”, expresó Djeliba Baba.



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