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La dignificación de las encuestas

Por: Paulo Esteban Sánchez


Consultar la opinión ciudadana sobre diversos fenómenos que afectan la calidad de vida es un tema que causa diversidad de visiones encontradas. Para algunos científicos sociales o especialistas en el tema, entre ellos, politólogos, sociólogos, economistas, la opinión ciudadana no deber ser tenida en cuenta en la elaboración de políticas públicas por considerar que la gente del “común” no tiene idea de lo que quiere, no tiene parámetros de comparación, y específicamente en el caso de Medellín, los paisas son sumamente optimistas y todo lo relacionado con la ciudad les parece muy superiora cualquier otra.

Colombia en el contexto mundial muestra unos patrones muy parecidos, prueba de ello son los primeros lugares ocupados en las encuestas de felicidad. Otra visión muy difundida en las dos últimas décadas es que la opinión ciudadana sí importa y debe ser tenida en cuenta en los estudios sobre calidad de vida.

Esta convicción orientó el estudio conmemorativo de los cincuenta años de existencia del Banco Interamericano de Desarrollo denominado “Calidad de vida más allá de los hechos” liderado por el economista Eduardo Lora, con base en la Encuesta Mundial de Gallup que se aplica anualmente en más de 130 países.

Este estudio es de la mayor relevancia porque parte de reconocer las limitaciones de este tipo de encuestas, pero, a su vez, sustenta juiciosamente la importancia que éstas tienen para el diseño de política pública. Algunas de las limitaciones son que la información que arroja no es reflejo directo de la realidad, existen sesgos culturales en las respuestas, hay “facilidad para decir sí” y los resultados están sujetos a ambigüedades de interpretación.

No obstante, las encuestas de percepción son importantes porque le permiten a los gobiernos priorizar las políticas a partir de lo que a la gente más necesita y porque en términos de lineamientos de investigación, el hecho de que las percepciones sean difíciles de explicar, pues están afectadas por múltiples factores, las ubica en un terreno inagotable de exploración.

La opinión ciudadana a través de las encuestas debería entonces estar definiendo la agenda actual de los medios de comunicación y de las instituciones gubernamentales, en la forma de expresión de las diferentes comunidades a partir del contexto socieconómico que estás tengan. Por tal motivo, se le debe destinar un ejercicio diáfano y fidedigno a las empresas que ejecutan estas encuestas, y a la ciudadanía, un llamada para dignificación de las mismas

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