Las mujeres campesinas son poesía
Por: Zully Yaguara
Ser campesino es levantarse temprano, mucho antes de que salga el sol y salir del trabajo con el último rayo de luz que se oculta en las montañas, todas las mañanas son frías con aroma a café puro, el mismo café que cultiva y procesa Nohora Yolanda Rojas Parra, mujer campesina, de la vereda el Águila del municipio de Cajamarca, Despensa Agrícola de Colombia.
Desde muy pequeña Yolanda se ha dedicado a “Jugar con tierra” como lo dice ella con una sonrisa en su cara. Sus padres eran netamente campesinos, y a diferencia de sus hermanas a ella siempre le ha gustado la agricultura. A pesar que recibía comentarios de su familia “porque a esta china no le gusta lavar loza, sino coger café” y aún todavía, recibe comentarios por gustarle el supuesto trabajo que es para “hombres”.
Su casa es de madera, un lugar apropiado para el frío que hace en la zona rural de Cajamarca, el corredor es colorido con un aroma floral, por el jardín que adorna el paso de quien transcurre por allí, en tanto cada recipiente de plástico o de vidrio que recicla lo utiliza para sembrar una nueva planta casi que todos los días. Hace 17 años no utiliza agroquímicos para que sus cultivos sean totalmente naturales; también acondicionó sus herramientas de trabajo para que le quedaran más livianas y así poderlas manejar.
En su huerta casera cultiva frijoles, arveja, zanahoria, arracacha, papa, acelgas y lechugas. Algunos de estos productos los requiere para la Asociación de Productores Agroecológicos a la cual pertenece, donde hacen una programación de siembras. Ella se encarga de cultivar y de todo el proceso agroindustrial para sacar galletas, yogurt, tortas de zanahoria, y el arequipe de arracacha. El objetivo es producir, transformar y comercializar sus productos.
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