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Los dones de Pájaro Circo



Las luces se encienden lentamente sobre el escenario del Teatro Tolima y el público está en silencio cuando Azul entra en escena con un baúl, ha empezado la función. Tras los enormes cortinajes y preparándose para el siguiente número se encuentra Karen Ducuara, una de las fundadoras de Pájaro Circo, grupo que se mueve apresurado tras bambalinas antes de pisar las tablas.


Nacida en Ibagué, Karen, artista plástica y visual egresada de la Universidad del Tolima, hace diez años decidió introducirse en el mundo del espectáculo artístico popular por excelencia: el circo. Motivada en seguir indagando las formas del movimiento se interesó por la danza en tela aérea. Después de pasar por grupos donde se fue estableciendo como artista escénica, en 2019 conforma uno propio, junto con otros artistas de la ciudad, así nace Pájaro Circo. El grupo surge como un espacio que reúne ejercicios aéreos, malabares, el teatro y los títeres para explorar narrativas que lleguen tanto a niños como adultos.


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Los colores pronto entran a escena acompañando dos aros que se quedan flotando a unos metros del piso esperando a dos figuras que ágilmente se suben y empiezan a contorsionarse en el aire, mimetizándose con el aliento tenso del público. Empiezan a girar, son cuerpos femeninos libres, corporalidades que precisamente son puestas en valor por la obra.


“El Don de Azul” fue el proyecto que Pájaro Circo postuló para el portafolio de estímulos de la Alcaldía Municipal de Ibagué en 2021 junto con el Ministerio de Cultura para el desarrollo de proyectos que promuevan una discusión sobre problemáticas sociales. Basándose en el cuento de Jairo Aníbal Niño titulado “Los Dones”, el grupo transformó la obra literaria en otra con lenguaje teatral. Las protagonistas mujeres a través de Azul, las tres hadas y una madre configuran una alegoría al feminicidio. El elenco compuesto por cinco artistas: Karen Ducuara, Paola Dorado, Tatiana Parra, Andrea Camacho y Camilo Cortés denuncian a través del arte como esta forma de violencia produce víctimas del machismo en todos los sectores de la sociedad.


La obra pone en el foco este tema que se sigue tratando como un tabú y que es representado en los medios de comunicación, como la prensa, de manera amarillista, señala Karen. Para ella y el grupo es importante que se tenga una conversación abierta sobre cómo la violencia está presente en la cotidianidad de muchas mujeres y sobre todo buscan que estas discusiones no se queden solo en ámbitos exclusivos para mayores, sino de que las reflexiones lleguen también a los más pequeños.


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El escenario se despeja y se llena de oscuridad, en una tela blanca se proyectan sombras con los cuerpos evocando el teatro de sombras japonés, valiéndose de la sutileza para narrar un evento escabroso de manera no explícita. Durante la obra la masculinidad más brutal se representa así, de manera velada, hasta que se logra materializar en Rudo, un títere de más de dos metros que se impone frente al resto de personajes. En él se encarna una reflexión sobre los roles de género y cómo las relaciones dañinas pueden tener un carácter destructivo sobre los grupos oprimidos.


Las diversas formas de arte que se recogen en la representación son una pequeña muestra del talento de cientos de personas en la ciudad que se desenvuelven en un panorama cultural que crece y se nutre a pesar de los múltiples proyectos que no prosperan por la falta de oportunidades y de financiación.


Si bien para el montaje de “El Don de Azul” el grupo contó con fondos públicos, fueron muchas las personas que invirtieron su propio dinero, tiempo y esfuerzos para hacerla posible: Familiares, amigos y colegas del círculo artístico estuvieron detrás siendo un apoyo incondicional. Muchos de ellos entre el público atestiguan el cierre. Los cuerpos sobre el escenario se relajan, se juntan en una línea, se toman de las manos, las elevan y hacen una venia. El acto ha terminado y en el teatro todos empiezan a aplaudir emocionados.



Para Karen Ducuara y el grupo es el fin de esa función. Pájaro Circo seguirá haciendo un llamado a reconsiderar cuán importante es generar preguntas en quienes acuden a estos eventos, dejar en la comunidad reflexiones que superen las barreras de la edad, el género, el nivel socioeconómico o académico, esperan que sigan circulando propuestas de este tipo, pues el circo permite tener una conexión alternativa con el mundo que nos rodea y al que no siempre le prestamos atención.

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